Era un miércoles, yo esperaba que sea un día perfecto en cuanto al clima, pero la suerte no me acompañó en lo más mínimo. Una lluvia torrencial y unos 12º que hacían molestar a cualquiera.
La fecha era 24 de mayo. El 25 era feriado, por lo cuál era ideal como para salir sin preocupación alguna.
Ya tenía mí entrada para la Armada Night en mano, osea que mí presencia, pase lo que pase, estaba asegurada.
La idea era una previa en casa de unos amigos, y después dirigirnos al boliche. La mayoría dejaba el estado del tiempo en un segundo plano. Claramente la fiesta ameritaba este tipo de decisión.
"Menos mal que vamos a esta fiesta, sino daba para quedarse a dormir", comentó uno de ellos. "Espero que adentro no llueva, ja", ironizó otro de los pibes, sin pensar que adentro del lugar el problema sería otro.
Alrededor de las dos de la mañana ingresamos a Crobar, el cuál se caracteriza por no poseer tanta capacidad para albergar gente, pero siempre se excede. Este día no sería la excepción.
Un mundo de gente había, o como muchos denominan en el ambiente, "ensardinamiento total". Si bien uno disfruta de la música y no le presta tanta atención al tema de la capacidad, vale decir que influye. Si el espacio para moverse es mínimo, el fastidio y la bronca se hace presente. Tampoco se puede olvidar el hecho de que al haber tal exceso en cuánto a la cantidad de personas que había, el calor se hace sofocante e insoportable.
Las voces compartían un pensamiento en común: Era inhumano la cantidad de personas que se encontraban en el boliche. "Como pueden meter tanta gente", "mirá lo que hacen por tener un poco más de guita", eran las quejas más comunes que se disparaban hacia los organizadores del evento.
Mis amigos y yo tratamos de no estar tan cerca de la cabina, ahí era donde peor se estaba. Nos quedamos cerca de la entrada, así podíamos tener algo de espacio para disfrutar de lo que en sí habíamos ido a hacer: Escuchar música y pasarla bien. Tomamos varios champagnes y supimos marginarnos del clima complicado que había.
A las siete ya la noche se iba cerrando, y decidimos irnos así no nos topábamos con toda la muchedumbre saliendo. Pero dejamos de lado un factor: La lluvia.
Las calles llenas de agua, un viento que te volaba hasta lo que no tenías, todo en contra. Nos metimos rápido en el auto y partimos para nuestras casas. Sin dudas no fue la gran noche que esperábamos.
Acá les dejo un par de temas de Sean Tyas, DJ que se encargó del Main esa noche. Algo bueno se pudo rescatar.
Ambos videos están grabados desde un costado de la cabina del DJ, uno de los lugares donde mejor se podía visualizar el espectáculo.
Correcciones:
ResponderEliminarNo tengo dudas que sabés que esto no es un crónica periodística. Es una anécdota tuya, bastante básica por cierto.
La crónica implica un texto largo, con mucho detalle, descripción, desarrollo literario, testimonios, etcétera. Debería hablar más de lo que ves que de lo que te pasa. Más de los demás que de vos. Rehacer.
corregida
ResponderEliminar